domingo, 18 de agosto de 2013

Composición tema

A la noche viene Male, la amiga de la infancia, y piensa que debe ser por eso que se acuerda. También puede influir que su nena es escolta de la bandera. Esa carita de nerviosa… La misma que tenía ella hace tantos años cuando pasaba al frente en los actos. El hecho es que se le vino la escena -como película- y que se la contó a su marido.

Es en Roca, donde nació y ya no vive. ¿En qué año? No importa.

A Graciela, su maestra de sexto y séptimo, no la quiere. Aunque tiene 27, para ella es una vieja solterona. Tal vez ayuda en el physique du role que se maquille mucho y que salte la evidencia en el cuello blanco. ¿Nadie le dice que al menos debe continuar el revoque hasta el escote?

Un día la señorita la llama desde su escritorio. Cuando se acerca, le pide que escriba una composición. Era para leer en el acto de San Martín o de Belgrano. Está segura de que no fue para septiembre, con Sarmiento. Hoy sabe de Sarmiento, por el trabajo. Siempre le pasa lo mismo. Se mete en una materia, investiga y se hace pseudo experta por un tiempo. Después en general se olvida de casi todo.

Pero en sexto o en séptimo no era experta en casi nada. Para ayudarse y empezar, habrá leído el manual. Lapicera tinta, de las que manchan. Cuaderno Rivadavia. Hace la redacción y al otro día se la entrega a la señorita.

Antes del timbre de salida, la maestra le dice que es una composición muy formal, que ella quiere algo diferente. Una semblanza más… ¿Más qué? La nena no hace esta pregunta. Pero cuando va caminando por la calle Villegas con algunos compañeros seguramente se cuestiona acerca de qué quiere la Sarota, como le decían a Graciela.

Ni bien deja su portafolios escolar se sienta a la mesa de la cocina, el lugar en donde hace los deberes, y reescribe sin brújula. ¿En dónde encontrar datos diferentes del personaje de siempre? Tal vez toma información del Billiken (el marido dice que es la Billiken). Después se la lee a su mamá, que también hacía discursos para los actos cuando era chica. Una vez a su vieja le pidieron uno de Evita, pero esa es otra historia. 

A la tarde siguiente entrega su nuevo texto. La señorita lo mira, de parada. Ella recuerda principalmente el tono chillón y la frase  “No, así no. Esto no es lo que yo quiero”. Se lo devuelve. Sin pautas, obvio.

Y la nena intenta otra vez. 

¿Se habrá preparado el toddy con el polvo abajo y leche bien fría al llegar a su casa o se habrá sentado directamente a trabajar? Iba por la tercera prueba.

Ella cree -está casi segura- que finalmente leyó ante todos los chicos de la escuela la redacción del prócer en cuestión. Pero se acuerda con mayor claridad de las distintas caras de la señorita en esos días. Y del chillido, como de pendeja caprichosa.

¿Qué quiere la Sarota? Era la pregunta que la atormentaba y que no pudo hacer en voz alta.  

Entonces se da cuenta. En un instante. Como final de la trama. O se lo dice el marido después de escuchar el relato.

En la  historia de su vida siempre hay alguien a quien debe interpretar. La única diferencia es que hoy formula preguntas. Como parte del oficio. El mismo que le faltaba a la nena a los 11 ó 12 años.

Ahí está Graciela Sara,  la Sarota. Su primera jefa.

5 comentarios:

  1. HOla!
    Por qué bonitos caminos me llevaste!!
    No pude dejar de sonreír, no sólo por las fotos que me venían en cada frase, si no también por la ocurrencia del relato.
    ¡Genial!

    Hoy te tuve toda la amañana en la memoria, prque estuvimos jugando con Fede con goma de pegar, café , yerba, polenta...¿Te acordás el mapa de las regiones europeas que hicimos en tu casa?
    ¿Quién fue la santa que limpió todo el kilombazo?
    besossss

    Anahí

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  2. Realmente volver a la infancia de esta manera es muy grato!!! Te falto poner ARENA y goma de pegar.....Te acordas de los mapas y las cordilleras???
    Besotes!

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  3. ¿quien no tuvo una maestra caprichosa e incomprensible? ¿será que la injusticia forma parte del programa de estudios? ¿será esa la verdadera función de los años escolares? Digo, la posibilidad de reconocerse a uno mismo y mejorarse con el tiempo.
    Gracias Silvna por este texto.

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    1. Todo pasa en la escuela, como en la vida. Me gusta tu devolución. Gracias Selva.

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