“Dejá, ese no lo
envuelvas”.
¿Se puede amar dos libros a la vez?
“El mundo según Garp” de John Irving estaba en mi cartera
cuando llegué a la librería. Inocente él, no sabía. Comprar un regalo era
solo una excusa, o una verdad partida. Yo iba a llevarme además “El amor nos
destrozará”, de Diego Erlan.
“Despertarte y tomar el libro antes que la taza de café”. Las palabras de Gaby en un tweet, alcanzaron
para tentarme. Soy mujer de un solo libro. Pero a veces, las
circunstancias.
Que es su cumpleaños. Que tengo que elegirle algo y que van
a ser cuentos o una novela. Y que ahí está ese. Y cómo no lo voy a llevar.
Total, si siempre necesito próximas lecturas.
Resultado: el ejemplar de Erlan se desliza junto a Irving en mi bolso.
Se rozan, estoy segura.
Ni bien atravieso la puerta de la librería busco en el
interior de la cartera. Y en la vereda, leo la primera página.
“Para pispear nomás”, me convenzo.
Una señora con perro y changuito me dice que no es lugar. No
me importa pero le hago caso. Y empiezo a caminar con el libro abierto.
Ya lo sé. Lo intuyo. La traición a Garp amenaza a la vuelta
de la esquina.
Llego a casa. Poco tiempo. Voy a salir. Recambio de objetos.
Y sucede.
Dejo en la cartera la novela recién comprada en vez de reservarla
en la biblioteca. ¿Es un error? No. Porque al minuto sale “El mundo según…”. Como si fuera un acto sin
importancia.
Pero.
Es difícil dejar a Irving. Lo quiero. Me acompaña. Debo admitir que es una relación tierna, sin
pasión. Quizás “El amor…” nos encontró
en una meseta y… “No me faltás Garp”, me dan ganas de gritarle. Pero tal vez
sea una verdad a medias. Y para qué quemar naves, ¿no?
Un viaje en colectivo y estoy adentro de la historia de
Erlan. Después en la sala de espera, al lado de la cama de mi madre, que se
recupera, en un bar mientras espero a Dani.
Soy mujer de un solo libro. Sin embargo, confieso,
me entregué a los encantos del tercero. Leo sobre el amor y sus
destrozos y estoy ahí.
Señor Irving, las disculpas del caso. Garp sabrá esperar.
Y yo volveré.
Creo.
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